Hacia la profesionalización
¿Qué es lo que me motiva a ir a trabajar todos los días? ¿Qué sentido tienen las actividades que desarrollamos a diario en nuestra empresa? ¿Quiénes somos? ¿Hacia dónde vamos y cómo lograrlo con éxito?
El sentido de las cosas, dedicarse a lo que nos gusta y lograr buenos resultados, en ocasiones, pueden parecer frases que se excluyen una de otras. Sin embargo, algunas prácticas comunes del management contribuyen a alinear estos aspectos.
Concretamente cuando hablamos de “Planificación Estratégica”, no es otra cosa que un proceso mediante el cual es posible identificar quiénes somos, qué cosas nos motivan, qué valores nos mueven y compartimos en la empresa, hacia dónde queremos llegar y cómo. Además, permite adelantarnos a situaciones que pueden afectar positiva o negativamente a la empresa, y tomar las medidas correspondientes.
La profesionalización de la empresa familiar implica, entre otras, lograr naturalizar prácticas de gestión, como la planificación, en el accionar diario de la empresa, y así posicionarla frente a las circunstancias del medio en que está inserta.
En este marco, y para aportar al sentido de las actividades que se desarrollan en la empresa, es importante poder explicitar su identidad, conocer el entorno que la afecta, y del cual obtiene oportunidades, para definir acciones tendientes a lograr reforzar dicha identidad y generar rentabilidad a la organización.
Es posible dar un primer paso definiendo objetivos, metas e identificando estrategias y acciones tendientes a su logro. Sin embargo, con recursos limitados, no todos los objetivos pueden desarrollarse en un mismo periodo, sino que es necesario priorizarlos y focalizarse en aquellos que generen mejores resultados o que se encuentren más alineados con los intereses de la empresa.
Es a través de un mapa de objetivos estratégicos que será posible identificar cómo cada objetivo, que surge de la planificación, se relaciona con los otros y cuáles deben ser priorizados.
Es importante visualizar la planificación estratégica y de marketing como un proceso de rutina dentro de la empresa, es decir, naturalizarlo, un proceso que requiere tiempo y práctica, pero es tiempo que se invierte (no que se gasta), tiempo para estar más atentos y preparados a lo que pasa alrededor y ejecutar acciones tendientes a aprovechar y desarrollar oportunidades.
Lic. Verónica Balestero
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